Empezamos a hacernos mayores, y eso se nota en la forma en la que nos movemos por el aula, trabajamos, nos expresamos, nos relacionamos con el resto de compañeros/as, con nuestras maestras y en como empezamos a fijarnos cada vez más en algunos detalles que antes eran insignificantes.
Nuestro lenguaje expresivo, comprensivo y receptivo va en aumento, por lo que las palabras empiezan a convivir de forma natural en nuestra aula, en casa, en el parque… Y, ¿Qué palabra es la más cercana a nosotros y nosotras? Nuestro nombre.
En nuestro plan individual, cada uno de nosotros a la hora de realizar alguna tarea, debe buscar su nombre para así poder rodear con mucho cuidado la actividad que nos toca en ese momento, lo que hace que ganemos mucha autonomía y confianza en nosotros mismos.
Para acercarnos un poquito más a la lecto-escritura, algunos de nosotros montamos nuestro nombre (o el de nuestros compañeros/as) con el «Abecedario» y así fijarnos en la direccionalidad y posición de cada una de las letras que lo componen.
Incluso algunos somos capaces de identificar los nombres de nuestros amigos/as. Un material que nos ayuda mucho a trabajarlo (además del plan individual) son «Los nombres sin foto». Primero, colocamos los nombres de todos nuestros iguales, y posteriormente, ponemos la imagen de cada uno al lado de cada nombre. Y… ¡Voilà!
Alumnos/as de 2 años