CIENCIA EN EL COLUMPIO

El niño ha estado aprendiendo jugando desde que nació. Sus herramientas son los sentidos, las mismas herramientas que tenía el hombre en mucho tiempo antes de la invención de las máquinas: los sentidos y la mente.


El niño con los sentidos recoge los datos de la realidad: los primeros ruidos, las formas, el calor del pecho materno, el sabor de la leche, los olores de la casa, los colores, las voces, ese conjunto de sensaciones que siente en el mundo del que en algún momento descubre que forma parte. Con la mente compara, descubre, reflexiona, recuerda. El niño  guarda las sensaciones en armarios secretos donde puedan permanecer de por vida. Su método es correcto porque recoge datos, los compara, los selecciona, formula hipótesis, las verifica, obtiene síntesis y procede en experiencias, cuestionando todo ante datos nuevos e inesperados.


Cuando su ventana al mundo es correr con el viento entre las hierbas que lo pinchan, meter las manos en el agua, descubrir la brisa del aire cuando sopla las hojas, en fin, puede tener esas experiencias directas que le ayudan a descubrir algunas leyes físicas: la conducción del calor, la fuerza de la gravedad, la inercia, la flotabilidad de los cuerpos y otros aspectos del mundo que lo rodea.

«Casa de las artes y el juego»

Mario Lodi


Tras leer el cuento «Tan ligero, tan pesado» de Susan Strasser, quisimos averiguar cual de los animales pesaba más y cual era el que pesaba menos. Para ello, contamos con la ayuda de una balanza que nos prestaron «Los elefantes» (alumnos de 5 años) y así, poder averiguar si sucedía de igual forma que en la historia. Tras jugar con este nuevo utensilio nos dimos cuenta de algunas cosas:

«¡Oh! ¡La balena és gran Tamara!» Mateo A.

«¡Ballena grande!» Eric Ll.

«¡Ay! La vaca y el león pesan más que la leona Tamara.» Oier G.

» Gran, sí, sí. » Sara D.

«El león está arriba.» Alejandro L.

Alumnos/as de 2 años