Antes que la escritura, el juego de la infancia. Desde allí, deslumbrante, resonadora, imaginaria, la palabra juega su juego: la literatura.
Letras para la memoria más fiel, para recomenzar y continuar aquello que el aire deslía, para ayudarnos a desandar, a andar, a amar el cuerpo de la palabra.
Fragmento extraído de:
«Cada cual atiende a su juego»
Ana Pelegrín
Alumnos/as de 1 año